Apertura, exterioridad y alianzas ‣ Bitácora de Aldo González

Bitácora de la sesión del 8 de febrero de 2013. Texto estudiado: Ernesto Laclau y Chantal Mouffe, Hegemonía y estrategia socialista, Hacia una radicalización de la democracia, Madrid, Siglo XXI, 1987, capítulo 2.
Versión de Aldo Uriel González Garrido

La clase comenzó con la ronda de preguntas correspondientes a la lectura.

¿Cuál es la razón por la cual la burguesía no logra consolidarse como clase social, y por tanto, se ve en la necesidad de integrarse con la clase obrera para hacer un movimiento revolucionario contra el zarismo?

Esta es una interpretación muy peculiar de su parte (responde el maestro a las compañeras) porque no es que la burguesía mostrándose incapaz de cumplir su tarea histórica que le pidió la ayuda al proletariado,  sino que, según la misma interpretación de partícipes de la revolución rusa, como Trotsky o Lenin, fue al revés: la burguesía ha sido incapaz de combatir contra el absolutismo.

Se aborda un esquema lineal en el cual la burguesía en Francia logró consolidarse y derrocar el sistema absolutista, pero impone sus propios intereses y no el del conjunto de la sociedad (según la interpretación marxista). Así, el esquema nos demuestra que las instituciones democráticas son burguesas y por tal motivo debe ser superada.

Se reformula la pregunta ¿porqué el absolutismo zarista que de la misma manera tiene un sistema económico feudal no ha pasada a consolidar sus instituciones democráticas?

Aquí no acaba el esquema: el absolutismo feudal de la Francia del siglo XVIII, gracias a la burguesía, da pauta a un sistema democrático; pero este sistema democrático no es el fin per se, sino que gracias a este sistema democrático otra clase social emergente será la que dará paso a la siguiente etapa en la propia evolución de la sociedades, o sea, la colectivización de los medios de producción por el proletariado. Y será el proletariado una clase universal que represente los intereses del conjunto de la sociedad.

La enorme dificultad del problema son los desarrollos desiguales del capitalismo en todo el mundo. En el caso específico de Rusia en el siglo XIX encontramos una burguesía existente pero fragmentada.

Surge entonces otra cuestión, ¿porque la burguesía no ha conseguido ciertos logros que en principio serían compatibles con este sistema lineal? Los autores no responden esta pregunta, sino que dan por sentado que la burguesía rusa no fue capaz de realizar su tarea histórica. Para responder esta pregunta necesitaríamos hacer un análisis económico de las condiciones en las cuales estaba funcionando la burguesía y determinar, en primer lugar, cuáles eran las diferencias entre la burguesía francesa y rusa a finales del XVIII. Es decir, debemos mostrar por qué esta burguesía fue incapaz de conseguir su tarea histórica que era democratizar el Estado. En otras palabras, responder esta pregunta requeriría un análisis para el cual los autores no nos dan elementos sino que los dan por sentados.

Se aventura un tipo de respuesta: las condiciones geográficas propias del país son las que nos llevan a una baja productividad en términos de comercio, que es precisamente el fuerte de la burguesía: esto es, Rusia cuenta con una infraestructura de comunicaciones muy distinta a la que tiene Francia en el siglo XVIII, con mares hacia el norte y comercio con Inglaterra, España, el Mediterráneo, trata de esclavos, etc. En Rusia las condiciones son muy distintas porque es una enorme proporción de tierra muchas veces incomunicada entre sí durante el invierno. Estos aspectos podrían estar influyendo, a riesgo de analizar esto con mucho más detalle del porqué la burguesía no fue capaz de realizar su tarea histórica. Hay que analizar el orden económico, o sea, como estaban distribuidas las tierras y cuáles eran los modos de producción y comercio que impidieron que la burguesía realizará su tarea.

Pero la cuestión no solo es ¿por qué no hizo la tarea?, sino ¿por qué el proletariado «le hizo la tarea» a la burguesía? Bajo el esquema anterior lo que tenemos  es una evolución donde no interviene una voluntad consciente. En cambio, cuando se da este salto, de la Rusia feudal al socialismo surge la pregunta ¿era necesario o no pasar por la etapa capitalista? Claramente la omitieron. En términos teóricos se quebraron la cabeza para saber si debían (o podían) hacerlo o no, aunque en términos prácticos sí lo hicieron.

El problema especulativo es muy fuerte, porque si el capitalismo nos lo estamos brincando como consecuencia de una decisión consciente, resulta que nuestra interpretación materialista de la historia no tiene sentido. El proletariado adquirió conciencia de clase y si en Rusia no existía el proletariado en sentido estricto porque la cantidad de fábricas era infinitamente menor proporcionalmente al campesinado, que era mucho más fuertes en términos cuantitativos, no en términos de capacidad de organización, y si ese es el caso resulta que mi interpretación materialista de la historia no tiene sentido, porque yo no interpreté materialistamente la historia cuando estoy suponiendo que gracias a mi dirección consciente transformé la historia, lo cual contradice mi dicho de que la historia se desenvuelve por la determinación en última instancia de las condiciones materiales.

A este respecto April Monterrubio formuló otra pregunta: si lo que hace que el proletariado tome conciencia de clase es que precisamente está explotado por el capital, y si se lo está brincando ¿esta clase en Rusia tiene conciencia?

Vamos a pasar del feudalismo al socialismo gracias a la conciencia de clase. El primer problema es que no hay una «clase»; el segundo problema ¿requieren todos tener conciencia de clase o solamente los líderes?

El modo de superar esto va a ser tema de discusión a lo largo de este semestre con el concepto de hegemonía. Es decir, que gracias al principio hegemónico será una clase la dirigente de otras clases y la cosa aquí es cómo esas clases se van a unir a la dirección hegemónica.

Pasamos a una nueva pregunta: si la hegemonía se supone que es la articulación de los intereses de las clases y usted acaba de decir que no hay clases, ¿eso quiere decir que no hay una articulación de nada?

Conforme a esto, el maestro formula la pregunta: ¿existen o no las clases sociales? Y esta es una pregunta que va a estar resonando a lo largo de las clases del semestre. Esto se verá más adelante pero tiene que ver con la determinación en última instancia, es decir si hay una relación entre base y superestructura ¿Cuál es la relación? El sujeto de la revolución burguesa es la burguesía, el de la socialista es el proletariado (¡hemos pasado marxismo uno!)

Ahora, si el sujeto de la revolución es el proletariado, ¿quién es este «proletariado»? Se puede volver a responder que es aquel que se define por su condición de asalariado. El problema es que en la amplitud de condiciones de asalariado difícilmente vamos a encontrar un mayor principio de unidad que este elemento abstracto de «asalariado», porque los burócratas, un psicoanalista, un minero son asalariados, pero estos difícilmente se van a unir en una lucha en común. La pregunta es ¿son todos proletarios?

Hay dos imágenes básicas para abordar las cosas, una es la cebolla y la otra es la de la banana, la imagen de la cebolla implica que si yo quiero quitarle las capas hasta encontrar el núcleo me voy a quedar sin cebolla. La de la banana nos dice que hay un núcleo esencial en la apariencia de las cosas (el método que yo utilizo, dice el maestro, es el de la cebolla; por eso lloran).

Continuamos con otra pregunta ¿Cuál es la diferencia entre clase «para sí» y clase «en sí»? El en sí y el para sí son dos conceptos que retoman Marx y la tradición marxista de Hegel, quien los expone en estos términos: el en sí y el para sí son análogos a lo que Aristóteles entiende como potencia y acto. La diferencia entre el en sí y el para sí es la siguiente: los seres humanos son racionales y eso significa que es una capacidad para actuar de manera consciente; por eso podemos votar, por ser racionales. Pero un niño no puede votar, ¿acaso no es racional? La razón es que en el adulto ya es una razón para sí, mientras que en el niño es una razón en sí, o sea potencial.

Y al aplicar este razonamiento a las clases sociales ¿Qué es una clase social en sí y que es una para sí? Siguiendo esta argumentación, una clase para sí será aquella que ha desarrollado sus potencialidades; cuando, en cambio, todavía es potencialmente una clase social, entonces todavía es en sí. Aquí se podría aplicar el mismo problema de potencia y acto —interviene otro compañero—: si en verdad existe la potencia podríamos negar que realmente no existe la clase en tanto no sea para sí? La discusión sobre potencia y acto es mucho más compleja. Aristóteles afirma que para que exista potencia debe existir de alguna manera con anterioridad el acto. Para aplicarlo a las clases sociales, la pregunta es ¿una clase existe ahora y retroactivamente decimos que existió en potencia? O ¿primero existió en potencia y luego llegó al acto? Cuando los autores hablan de una clase social para sí se refieren a una clase social plenamente realizada.

Se formula otra duda: ¿qué quiere decir que las tareas democráticas incumplidas son una pasarela para que la clase obrera avance hacia sus objetivos? Vemos que Rusia tenía un sistema feudal a fines del XIX y va a pasar al socialismo con una fase intermedia capitalista  muy extraña. ¿Cuál es esa fase en términos políticos? La democratización, es decir, que su tarea consistió en alcanzar los objetivos de su clase que son los objetivos de la colectivización de los medios de producción.

Ahora, si la burguesía tuvo tareas históricas incumplidas, esta son solo una pasarela para que el proletariado adquiera una conciencia clasista. ¿Voy a unirme como proletariado en Rusia a los campesinos y a otros grupos para lograr la democratización? Está bien, vamos a hacerle la tarea a la burguesía pero ahí no acaba, por consiguiente vamos a instaurar la dictadura del proletariado. Por eso es una pasarela, porque vamos a pasar por ese objetivo pero no porque ese sea nuestro objetivo último, sino que nos vamos a pasar de largo.

Y otra pregunta: ¿qué quieren decir con «etapismo» Plejanoviano? La teoría de Plejanov en donde hay etapas en el capitalismo, donde hay rígidas etapas que se hay que cumplir.

Después de estas inocentes preguntas pasamos a analizar cuatro puntos:
  1. Fijación y apertura. Es decir la fijación de las clases sociales en función de ciertos intereses cerrados o la apertura que esto implica o la lucha contra esta situación
  2. El desplazamiento hacia la exterioridad
  3. La alternativa de las alianzas
  4. Las dificultades a las cuales nos lleva este planteamiento

1. Fijación y apertura


Los autores van a utilizar en su planteamiento conceptos teóricamente complicados, y quizá uno de los más complicados es el de sutura: ¿en qué consiste este concepto de sutura y por qué lo consideran relevante para entender el espacio hegemónico? La sutura consiste en un espacio abierto que al mismo tiempo busca cerrarse, por eso está suturándose. Y este espacio es al mismo tiempo el vacío que permite la interacción entre los elementos que están siendo objeto de la sutura. Cuando el espacio vacío se llena por completo entonces encontramos una sociedad cerrada, y la clausura de la sutura significa una sociedad donde no hay conflicto social. Y es un planteamiento que los autores van a rechazar porque postulan que lo que caracteriza a toda sociedad es el antagonismo.

La apertura de los significados tiene sentido en función de una pregunta. Si hablamos de una determinación en última instancia, que es lo que define al marxismo, y tenemos una base y una superestructura, donde la base son la condiciones materiales o economía y la superestructura las condiciones político/jurídicas y la ideología, ¿qué relación existe entre estos dos términos? La determinación en última instancia, pero esta determinación es problemática si se quiere analizar cómo transformar las condiciones económicas, o sea, ¿cómo está determinando la superestructura la estructura económica? Los autores comienzan haciendo esta distinción, donde por un lado ¿cómo influye la economía en lo que pienso? Y ¿cómo lo que pienso puede cambiar el rumbo de la economía?

La sutura es el espacio de apertura donde se da el juego hegemónico; es decir, donde no existe esa determinación en última instancia de parte de la economía es que se abre el espacio para la sutura que permite la concentración de fuerzas.

2. El desplazamiento hacia la exterioridad


En la Segunda internacional había una fuerte tendencia hacia la ortodoxia conforme a la interpretación de la determinación en última instancia: si eres burgués te vas a comportar de determinada manera, pero no solo eso, sino que además va a implicar las tres leyes del capitalismo: la acumulación, la proletarización y la sobreproducción.

¿Cómo argumentamos nosotros que el socialismo real cayó? ¿Cuál es la explicación que nos damos? Parece que no fue una cuestión ideológica la que venció ahí, sino que resulta su propia tragedia haber predicho que por las condiciones económicas en sentido estricto el socialismo real colapsó. En términos teóricos, hay diferentes complicaciones respecto a aquella postura de la exterioridad.

¿En qué consiste esta exterioridad? En primer lugar hay un desarrollo normal del capitalismo, el dicho etapismo de feudalismo-capitalismo- socialismo. Entonces, ¿cómo explicamos que de la sociedad feudal pasemos a la socialista sin pasar por la capitalista? El papel del llamado proletariado es aquí contingente en este momento histórico. Contingente significa que puede ocurrir o no y ¿cómo me explico que pudo o no ocurrir? Pues porque hay una exterioridad entre los intereses del proletariado porque debe cumplir unos intereses que no eran los suyos en sentido estricto. Hay una anomalía en el desarrollo de las sociedades.

Ahora bien, los teóricos en Rusia encuentran una doble tensión entre tarea hegemónica y su agente natural porque los burgueses fueron unos «inútiles» para cumplir su tarea histórica. Pero la segunda tensión será la que existe entre la tarea hegemónica y la clase que está en proceso de adquirir la hegemonía. Son dos tensiones que hay que explicar en su contingencia dado que no son necesarias estas tensiones: dado que no son necesarias en el propio desarrollo «natural» de las cosas hay que explicarlas.

Los autores sugieren dos narrativas: la primera sería que las leyes del capitalismo son la trama y las clases sociales  son los personajes de esa trama y todos los roles ya están previamente asignados, y bajo esta perspectiva entra aquí la anomalía. Entonces viene la segunda narrativa, la sustitución de los roles. ¿Cuál es la relación entre estas dos narrativas? Va a ser que la sustitución de los roles va a ser dominada por la primera narrativa, es decir, solo en la medida en que ya le di los roles a cada uno entonces el segundo le puede quitar el rol al primero. Esto significa que, primera consecuencia, el orden de aparición no se altera y segunda consecuencia, no importa qué clase sea la hegemónica o la que está liderando en un determinado momento histórico porque todas las tareas son una tarea de clase. Tercero, la identidad de los grupos sociales está determinada por la primera narrativa. Entonces, las relaciones de clase resultan invariables.

Respecto a la tarea que se la ha asignado en término históricos hay una exterioridad en contingencia, pues el proletariado está cumpliendo una función que no le toca, es decir es una función externa a su función «intrínseca».

3. La alternativa de las alianzas


Para realizar alianzas hay dos supuestos: en primer lugar, supone que cada grupo social tiene una identidad dada de una manera absoluta. El segundo es que hay una transparencia respecto a la pertenencia a una clase y los intereses de esa clase. Entonces surgen algunas ambigüedades y efectos contradictorios. Podemos leerlo en un sentido democrático o podemos leerlo en un sentido autoritario. El autoritario es la imposición de unos intereses sobre los intereses de otros, haciéndoles creer que son los propios. El democrático tiene como efecto que las demandas y las tareas coexisten.

¿Cómo responder esta paradoja entre un sentido democrático y uno autoritario?

Sugieren dos perspectivas; la práctica democrática o la autoritaria. La práctica democrática implica que las tareas que de alguna manera entre todos nos vamos a proponer no están ligadas específicamente a una clase social. Si apostamos por la práctica democrática esta práctica común implica que la identidad misma de las clases se va a ver transformada. La segunda consecuencia es que la hegemonía implica que no va a ser solamente una clase la que se dirija sobre otra, sino que al buscar prácticas democráticas entonces no solamente va a ser el proletariado y sus intereses, sino que van a ser los diferentes grupos que entran en contacto para establecer una hegemonía las que en su conjunto realizarán los intereses de todas ellas. Pero si hay ya una negociación de los intereses con otros grupos, entonces los agentes sociales no son iguales que las clases sociales, es decir, ya la clase hegemónica no puede decirse que se identifica específicamente con un interés que sea consecuencia de la clase social y, por tanto, en la política no puede ser simplemente la representación de los intereses ya dados de cada grupo, sino que esta representación va a irse transformarse en el juego democrático que estamos analizando.

¿Cómo debe caracterizarse la pluralidad de antagonismos que emergen de un terreno distinto al de las clases sociales?

¿Cómo pueden las fuerzas hegemónicas retener un carácter estrictamente proletario si incorporan demandas democráticas de otros grupos sin que se convierta esto en una práctica autoritaria?

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