Sentido común ‣ Bitácora de Vanessa García

Bitácora de la sesión 27 de febrero de 2013. Texto estudiado: Antonio Gramsci, El materialismo histórico y la filosofía de Benedetto Croce, Buenos Aires, Nueva Visión, 1971, Capítulo III.
Versión de Itzel Vanessa García De Jesús

Sesión de preguntas


¿Cuándo se comienzan a tomar como sentido común aquellos conceptos de una élite de intelectuales? Los conceptos que están postulados en una teoría requieren convertirse en una “religión popular” o dogma para que esta teoría llegue a ser una praxis.

¿A que se refiere el autor con “causa única” y “causa final”? Estos conceptos derivan de la metafísica. Por ejemplo, Aristóteles postula que existen cuatro causas: la formal, la final, la material y la eficiente. La causa final da pauta a que exista una interpretación teleológica, por ejemplo, la escatología cristiana representa el juicio final. Se puede decir que las causas están en el ser y son transhistóricas, y eso les permite condicionar el conjunto de lo real.

Exposición


En esta ocasión los puntos que expuso el profesor son los siguientes:
  • Notas sobre el “sentido común”
  • Problema de “la realidad del mundo externo”

Sentido común


La conceptualización del sentido común no es única en toda la sociedad, ni lugar, ni momento; esto es que, el sentido común no es idéntico en una sociedad pues varía en la generación de cada persona y en el lugar en donde se encuentra.

Gramsci supone que la existencia del sentido común es el folklore de la filosofía,  y que la concepción del sentido común es disgregada e incoherente, pues va de acuerdo y responde a la posición social y cultural de las multitudes. Con lo anterior se puede concluir que el “sentido común” es incoherente.

Pero al analizar la conclusión anterior, ¿cómo se puede relacionar la producción teórica con la producción práctica? La teoría tiene como objeto de estudio la “praxis”, de manera que el estudio del sentido común permite una transformación de la praxis. Esta transformación del sentido común está provisto por las religiones o dogmas, las cuales son una entidad que crean el conjunto de creencias dándole validez y consistencia al sentido común. Sin embargo, esto hace cuestionar ¿por qué la gente cree lo que cree? Para responder a esta pregunta no se tiene que calificar de una forma peyorativa las creencias, sino que se debe tener en cuenta que las creencias responden a un sentido común.

El sentido común posee un rasgo fundamental: el no aceptar las novedades existentes frente al sistema que integra a la sociedad; a esto se le podría denominar “misoneísmo” o el ser conservador, visto como un tipo de estrategia aplicada frente a los cambios; entonces, se puede decir que la cotidianidad de una sociedad se estructura de acuerdo con el sentido común y si al sentido común se le agrega alguna novedad se quiebra la forma y no solamente afecta a un solo concepto o práctica, sino que interfiere en toda la estructuración del sentido común y rompe con la concepción del mundo que posee el conjunto de personas frente a su realidad.

La praxis corresponde con el sentido común, pero el sentido común es incoherente con la teoría y crea de ese modo un desfase que permite la introducción de nuevas teorías en el sistema. En este momento entran los dogmas, quienes legitiman una nueva práctica y pueden insertarla en el sentido común.

Es una tragedia para el filósofo profesional, a partir de sus investigaciones, descubrir que no hay una correspondencia entre la teoría y la práctica, y regresar al sentido común antes de la crítica; sin embargo, necesita de ese sentido común para coordinarse con sus contemporáneos.

Realidad del mundo exterior


La creencia en la independencia del mundo exterior esta en relación con el sentimiento de religiosidad. Entonces, cuando exista una «objetividad» deberíamos hablar más bien de una creencia «universalmente subjetiva». Dado que el sentido común forja la objetividad, esa objetividad está en función de los dogmas en consecuencia de la lucha religiosa.

Dado que la objetividad es constituida históricamente, es en consecuencia la sede de conflictos permanentes a propósito de la pregunta por lo real. Lo que se considera como real en un periodo cambia a lo largo del tiempo y permite el cuestionamiento de si un concepto es el mismo o cambia, pero sigue siendo real conforme a la temporalidad.

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