Todos somos filósofos ‣ Bitácora de Quiahuitl Sánchez

Bitácora de la sesión del 20 de febrero. Texto revisado: Antonio Gramsci, El materialismo histórico y la filosofía de Benedetto Croce, Buenos Aires, Nueva Visión, 1971, Capítulo I.
Versión de Quiahuitl Sánchez Segura

  1. Ronda de preguntas
  2. ¿Por qué Gramsci dice que todos los hombres son filósofos?
  3. Separación entre intelectuales y masa de los simples
  4. ¿Por qué y cómo se difunden las concepciones del mundo?

La sesión dio inicio con la ronda de preguntas. April Monterrubio cuestionó acerca de lo que es el sentido común. La respuesta a esto fue que el sentido común es un conjunto de referencias históricas, las cuales con el paso del tiempo la gente toma como algo «natural». Es decir, la manera en la que actuamos es normal para nosotros en un contexto determinado. Por ejemplo: en México es de sentido común voltear a ambos lados de la calle antes de atravesarla.

Después, Melisa Aguilar preguntó acerca de lo que se necesita para que una creencia se convierta en sentido común. Para esto, el profesor dijo que una creencia debe pasar a través de la filosofía, y luego de la religión la cual se convierte en fe, y de ahí se volverá sentido común.

Una vez terminadas las preguntas, el profesor comenzó a desarrollar los puntos de su exposición. En el primer punto empezó a hablar de Heidegger, quien, en un curso de introducción a la filosofía, decía que no se podía dar una introducción de esta materia pues hacerlo significaría que la filosofía es ajena a nosotros cuando, en realidad, todos de alguna manera somos filósofos en la medida en que este «conocimiento» es universal y punto de referencia obligado para comprender-se. El hacer filosofía implica una concepción del mundo y sólo así podemos interactuar en él.

Al igual que Heidegger, Gramsci sostiene que todos somos filósofos porque para entender las relaciones sociales y poder interactuar en el mundo se necesita, en primer lugar, del lenguaje, que supone una manera de ver y entender las cosas. Incluso, es importante aprender otros idiomas pues de esta manera se logra tener otra concepción del entorno en donde uno vive, así se puede confrontar una realidad con otra.

En segundo lugar, Gramsci dice que todo ya es una concepción de sentido común. El autor hace una equivalencia entre la filosofía y el pensar. El pensamiento no es abstracto sino que ya tiene un contenido, o sea, una concepción del mundo que incluye conceptos, categorías, etc, los cuales se han filtrado de la historia. En tercer lugar está la religión “popular” que son las creencias que nos consolidan como grupo.

Sin embargo, la labor del filósofo —intelectual especializado— consiste en criticar la concepción del mundo. Él intentará volver consciente esos conceptos o categorías que la masa en general no percibe. Esto quiere decir que el «referente» de las palabras o conceptos, por usar un ejemplo, que utilizamos en la actualidad, como lo sería el concepto de mujer ya no existe. No existe en la medida en que el significado ha cambiado a lo largo de los años, pero el significante sigue siendo el mismo. Nos seguimos refiriendo al mismo concepto para nombrar algo diferente. Estas concepciones del mundo son heredadas. El filósofo tratará de criticar precisamente esas categorías. Además existen diferentes filosofías porque hay distintas concepciones del mundo.

Gramsci dice que la filosofía no es sentido común, sino que se opone a éste; es más bien un «buen sentido». La filosofía no se puede separar de la política ya que para poder actuar se necesita una concepción del mundo. Esto quiere decir que la filosofía es necesariamente política.

La praxis política se divide en intelectual y masa de los simples. Éstos últimos son los que tienen la concepción del mundo. Son las personas quienes reflejan en su prácticas sus concepciones y es por eso que el folklore se convierte en el objeto de estudio pues gracias a él, los filósofos podrán realizar una crítica a la realidad.

Para que una nueva idea se introduzca a un grupo y se pueda realizar un cambio en las concepciones que ya se tienen es necesario que la persona que comienza a tener una idea diferente haga una exposición racional, es decir, que tenga buenos argumentos para que los demás lo sigan. Además esta persona debe ser alguien con autoridad en el campo y sobre todo, debe pertenecer al mismo grupo al que está tratando de introducir sus ideas.

Para influir sobre la masa de los simples es necesario:
  • Repetir hasta el cansancio los argumentos que se proponen
  • La creación de nuevas élites intelectuales
  • Es necesaria una interacción entre masa y élite

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