Gramsci — Notas sobre Maquiavelo 3 ‣ Resumen de Yatzín Domínguez

Antonio Gramsci, Notas sobre Maquiavelo, sobre la política y sobre el Estado moderno, Buenos Aires, Nueva Visión, 1972, Capítulo 1, pp.139-196.  Resumen de Yatzín Domínguez Ordaz

Síntesis


En este texto, Gramsci habla del Estado en referencia a la política y al derecho, considerando que estas dos últimas están en función de aquel. Como primer argumento, describe la importancia de analizar la posibilidad de que la filosofía de la praxis sea nacional o internacional, sin descartar ninguna de las dos, ya que la primera está subordinada a la segunda. Gramsci considera que primero se necesita atender las cuestiones nacionales, pero siempre desde una perspectiva internacional. Esta combinación de fuerzas es lo que llama Hegemonía.

Menciona dos conceptos que son muy importantes para la conformación del Estado: la coerción y la persuasión, aclarando que estos dos no están totalmente en él, sino en una parte, o sea en un segmento, y este segmento es el que conforma la clase dominante. Podría decirse que estas dos prácticas del Estado son aquellas que le dan orden, pero más bien son el modo como se manifiesta el Estado. Aquello que le da orden al Estado es el derecho, esto es, las leyes y las costumbres, pero este derecho no expresa tradicionalmente a toda la sociedad, sino sólo a la clase dirigente, que impone al resto las normas de conducta que están ligadas a su razón de ser y a su desarrollo.

Lo que buscan las leyes es educar, y por tal motivo, la labor política por excelencia es la labor legislativa, ya que la labor del legislador es justificar un orden en el Estado, o bien transformar el orden existente. Un legislador no es solamente aquel que tiene un puesto, ya que para Gramsci todos somos legisladores, y por tal razón todos contribuimos a esta transformación (o mantenimiento) del orden.

La moralidad hace referencia a un conflicto, en el cual es preciso analizar no las cosas tal como están sino el objetivo que las partes en lucha se proponen lograr: un conflicto es inmoral en cuanto se aleja del fin o no crea condiciones que aproximen al mismo, eso quiere decir que para que un legislador sea juzgado se debe considerar el cumpimiento de sus compromisos.

Por último, Gramsci realiza la distinción entre gran política y pequeña política. En la pequeña política encontramos cuestiones parciales cotidianas que se plantean en el interior del Estado. Y en la gran política cuestiones vinculadas con la fundación de nuevos Estados, como la destrucción de determinadas estructuras orgánicas, también relacionado con las dictaduras o las Hegemonías.


Resumen


Internacionalismo y política nacional


Escrito por Giuseppe Bessarione en septiembre de 1927 sobre algunos puntos esenciales de ciencia y arte político. Como según la filosofía de la praxis, tanto en la formulación de su fundador como especialmente en las precisiones aportadas por su teórico más reciente, la situación internacional debe ser considerada en su aspecto nacional. En realidad, la relación nacional es el resultado de una combinación original única, que debe ser comprendida y concebida en esta originalidad y unicidad si se desea dominarla y dirigirla. El desarrollo se cumple en la dirección del internacionalismo, pero el punto de partida es nacional. Es preciso por ello estudiar con exactitud la combinación de fuerzas nacionales que la clase internacional deberá dirigir y desarrollar según las perspectivas y directivas internacionales.

El concepto de hegemonía es aquél donde se anudan las exigencias de carácter nacional y se comprende porqué determinadas tendencias no hablan de dicho concepto o lo rozan. El desarrollo histórico sigue las leyes de la necesidad hasta tanto la iniciativa no haya pasado netamente del lado de las fuerzas que tienden a la construcción, siguiendo un plan de división del trabajo basado en la paz y la solidaridad.

Interpretaciones de «El Príncipe»


Si como he escrito en otras notas, la interpretación de El Príncipe debe ser hecha considerando como centro del libro la invocación final, es preciso revisar cuanto existe de real en su interpretación satírica y revolucionaria. Vale decir la ciencia política en cuanto ciencia es útil tanto a los gobernantes como a los gobernadores para comprenderse recíprocamente. Lo que Maquiavelo escribe “se hace pero no se dice” y esto es factible precisamente porque no es explicado y sistematizado de forma crítica. Maquiavelo es odiado por haber “descubierto los pequeños altares” del arte de gobernar.

La cuestión se plantea también hoy y la experiencia de la vida de los partidos modernos es instructiva. El miedo de hacerle el juego a los adversarios es de lo más cómico y está ligado al necio concepto de siempre considerar a los adversarios como estúpidos; pero también a la incomprensión de las necesidades histórico-políticas, por las cuales ciertos errores deben ser cometidos y el criticarlos es útil para educar a los partidarios.  Maquiavelo se propuso educar al pueblo, tornarlo consciente y convencido de que para lograr el fin propuesto sólo puede existir una política realista. La posición de Maquiavelo a este respecto deberá ser aproximada a la de los teóricos políticos de la filosofía de la praxis, que trataron también de construir y difundir un realismo popular, de masa y debieron luchar contra una forma de “jesuitismo” adecuado a las diversas épocas.

«Doblez» e «ingenuidad» de Maquiavelo


¿Por qué Maquiavelo escribió El Príncipe no como una memoria secreta o reservada, como instrucciones de un consejero a un príncipe, sino como un libro que debía caer en manos de todos? Parece ir contra el sentido de la época, parece ser una concepción anacrónica. ¿Por ingenuidad, dado que Maquiavelo es visto como un teórico y no como un hombre de acción? No me parece aceptable la hipótesis de la ingenuidad vanidosa y chismosa. Es necesario reconstruir la época y las exigencias que Maquiavelo descubre en ella.

El libro es escrito para un hipotético hombre de la providencia que podría manifestarse, partiendo de la nada, sin tradición dinástica, por sus excepcionales cualidades militares. La conclusión de El Príncipe justifica todo el libro también ante las masas populares que realmente olvidan los medios empleados para alcanzar un fin si éste es históricamente progresista, vale decir, si resuelve los problemas esenciales de la época y establece un orden donde sea posible moverse, actuar y trabajar con tranquilidad. El Príncipe es un libro de pasión política inmediata, un manifiesto de partido que se basa en una concepción científica del arte político. Maquiavelo enseña de verdad la coherencia de los medios bestiales. No se trata, por cierto, de tratados de tipo medieval, ni tampoco de obras de un abogado que quiere justificar las operaciones o el modo de actuar de sus sostenedores, aunque sea de su príncipe. Las obras de Maquiavelo son de carácter individualista, expresiones de una personalidad que desea intervenir en la política y en la historia de su país y en tal sentido tienen un origen democrático.

Teoría y práctica


Maquiavelo no era un militar de profesión, no conocía el lenguaje de las órdenes y señales militares: fue por ello demasiado tonto para improvisar tambores. Sin embargo, la cuestión es importante; no se puede escindir al administrador-funcionario del legislador. La división del trabajo no sólo suple la incapacidad relativa, sino también integra económicamente la actividad principal del gran legislador, que se hacen ayudar por los especialistas en la tarea de compilar reglamentos.

El Estado


Que el parlamento pueda ser insertado en el Estado es un descubrimiento de ciencia y técnica política digno de los Cristóbal Colón del autoritarismo moderno. El régimen representativo puede políticamente provocar fastidio a la burocracia de carrera. El problema consiste en analizar si el régimen representativo y de partidos, en lugar de ser un mecanismo idóneo para escoger a los funcionarios burocráticos designados impidiéndoles petrificarse, se ha convertido en una dificultad, en un mecanismo de contramano y por qué razones. Es preciso analizar si el parlamentarismo y el régimen representativo se identifican y si no es posible una solución diferente, tanto del parlamentarismo como del régimen burocrático, con un nuevo tipo de régimen representativo.

El Estado, en cuanto es la misma sociedad ordenada, es soberano. No puede tener límites jurídicos; no puede tener límites en los derechos públicos subjetivos, ni puede decirse que se autolimite. El derecho positivo no puede ser límite del Estado ya que puede ser modificado en cualquier momento por el Estado mismo en nombre de nuevas exigencias sociales. Mientras exista un ordenamiento jurídico, el Estado estará constreñido por él; si lo quiere modificar, lo sustituirá por otro ordenamiento, lo cual significa que sólo puede actuar por vía jurídica (pero como todo lo que hace el Estado es por ello mismo jurídico, se puede continuar así hasta el infinito).

Los romanos crearon la palabra ius para expresar el derecho como poder de la voluntad y concibieron el orden jurídico como un sistema de poderes no contenidos en su esfera recíproca por normas objetivas y racionales. El cristianismo, más que el concepto de ius ha elaborado el concepto de directum en su tendencia a subordinar la voluntad a la norma, a transformar el poder en deber. El concepto de derecho como potencia está referido sólo a Dios, cuya voluntad deviene norma de conducta inspirada en el principio de la igualdad.

Hay que destacar como elemento crítico inicial, la confusión entre el concepto de Estado-clase y el concepto de sociedad regulada. Mientras exista el Estado-clase no puede existir la sociedad regulada sino metafóricamente, sólo en el sentido de que el Estado-clase es también una sociedad regulada. La confusión entre Estado-clase y sociedad regulada es propia de las clases medias y de los pequeños intelectuales, es una concepción típicamente reaccionaria y regresiva.

Lo más concreto y sensato que se puede decir a propósito del Estado ético y de cultura es lo siguiente: cada Estado es ético en cuanto que una de sus funciones más importantes es la de elevar a la gran masa de la población a un determinado nivel cultural y moral, nivel que corresponde a las necesidades de desarrollo de las fuerzas productivas y por consiguiente, a los intereses de las clases dominantes. La escuela como función educativa positiva y los tribunales como función educativa represiva y negativa, son las actividades estatales más importantes en tal sentido. Pero en realidad, hacia el logro de dicho fin tienden una multiplicidad de otras iniciativas y actividades denominadas privadas, que forman el aparato de la hegemonía política y cultural de las clases dominantes. Sólo el grupo social que se plantea el fin del Estado y el suyo propio como una meta a alcanzar, puede crear un Estado ético, tendiente a poner fin a las divisiones internas de dominados, etc., y a crear un organismo social unitario técnico-moral.

Una clase que se considere a sí misma como pasible de asimilar toda la sociedad y que al mismo tiempo sea capaz de expresar este proceso, llevará a la perfección tal concepto, hasta el punto de concebir el fin del Estado y del derecho, devenidos inútilmente por haber agotado su razón de ser y haber sido absorbidos por la Sociedad civil. El concepto de Estado ético es de origen filosófico e intelectual y en verdad, ya que se refiere por sobre todo a la actividad autónoma, educativa y moral del Estado laico.

La identificación de Estado y gobierno, identificación que precisamente representa la forma corporativo-económica, o sea, la confusión entre sociedad civil y sociedad política, ya que es preciso hacer constar que en la noción general de Estado entran elementos que deben ser referidos a la Sociedad civil (se podría señalar al respecto que Estado = sociedad política + sociedad civil, vale decir, hegemonía revestida de coerción). El elemento Estado-coerción se puede considerar agotado a medida que se afirman elementos cada vez más conspicuos de sociedad regulada (o Estado ético o sociedad civil). Estado ético o estado civil quieren significar que esta imagen del Estado sin Estado estaba presente en los más grandes científicos de la política y del derecho en cuanto se colocaban en el terreno de la ciencia pura.

En la doctrina del Estado-sociedad regulada, de una fase en la que Estado será igual a gobierno y se identificará con sociedad civil, deberá pasarse a una fase de Estado-guardián nocturno, fase de una organización coercitiva que tutelará el desarrollo de los elementos de sociedad regulada cuyo continuo incremento reducirá progresivamente las intervenciones autoritarias y coactivas del Estado. Pero esta perspectiva no puede hacernos pensar en un nuevo liberalismo, puesto que ella conduce al comienzo de una era de libertad orgánica.

Ningún tipo de Estado puede dejar de atravesar una fase de primitivismo económico-corporativo, de esto se deduce que el contenido de la hegemonía política del nuevo grupo social que ha fundado el nuevo tipo de Estado debe ser fundamentalmente de orden económico. Se trata de reorganizar la estructura y las reales relaciones entre los hombres y el mundo económico o de la producción. Los elementos de superestructura no pueden menos que ser escasos y su carácter será de previsión y de lucha, pero con elementos de plan aún escasos.

Condiciones de un Estado antes y después de una guerra


Es evidente que en una alianza cuentan las condiciones en que se encuentra un Estado en el momento de la paz. Puede ocurrir por ello que quien ha tenido la hegemonía durante la guerra, concluye por perderla a causa del debilitamiento sufrido en la lucha y debe resignarse a ver cómo un subalterno, que fue más hábil o más afortunado se convierte en hegemónico. He aquí porqué en el concepto de gran potencia es preciso tomar en cuenta mucho elementos y, especialmente, aquellos permanentes, es decir, la población económica y financiera de la población.

Organización de las sociedades nacionales


Sucede a menudo que una persona pertenezca a más de una sociedad particular y con frecuencia a sociedades que objetivamente están en contradicción entre sí. Una política totalitaria tiende precisamente:

1) a obtener que los miembros de un determinado partido encuentren únicamente en este partido todas las satisfacciones que antes hallaban en una multiplicidad de organismos, es decir, a romper todos los hilos que ligan estos miembros a organismos culturales extraños;

2) a destruir todas las otras organizaciones o a incorporarlas a un sistema del cual el partido sea el único regulador. Esto ocurre: 1) cuando el partido dado es el portador de una nueva cultura y se da una fase progresista; 2) cuando el partido dado quiere impedir que otra fuerza, portadora de una nueva cultura, se convierta en totalitaria y se da una fase regresiva y reaccionaria objetivamente, aunque la reacción se enmascare y trate de aparecer como portadora de una nueva cultura.

Las costumbres y las leyes


Es una opinión muy difundida, realista e inteligente, aquella según la cual las leyes deben estar precedidas por las costumbres. Esta opinión va contra la verdadera historia del desarrollo del derecho, que demandó siempre una lucha para afirmarse y que en realidad es una lucha por la creación de una nueva costumbre.

En la opinión citada existe un residuo muy evidente de moralismo extraño a la política. Se supone que el derecho es la expresión integral de la sociedad, lo cual es falso. Expresiones más auténticas de la sociedad son en cambio aquellas reglas prácticas de conducta de los juristas llaman jurídicamente indiferentes y cuyo ámbito cambia por el andar de los tiempo y con la extensión de la intervención estatal en la vida de los ciudadanos. El derecho no expresa toda la sociedad, sino la clase dirigente, que impone a toda la sociedad las normas de conducta que están ligadas a su razón de ser y a su desarrollo. La función máxima del derecho es la de presuponer que todos los ciudadanos deben aceptar libremente el conformismo por él señalado, en cuanto todos pueden transformarse en elementos de las clase dirigente.

Existe algo de verdad en la opinión de que la costumbre debe preceder al derecho. En las revoluciones contra los Estados absolutos existían ya como costumbres y como aspiraciones una gran parte de lo que luego se transforma en derecho obligatorio. Con el nacimiento y el desarrollo de las desigualdades, el carácter obligatorio del derecho fue creciendo, así como creció el ámbito de la intervención estatal y del obligacionismo jurídico. Pero en esta segunda fase, aún afirmando que el conformismo debe ser libre y espontáneo, se trata de otra cosa muy diferente: se trata de reprimir  y sofocar un derecho naciente y no de conformar.

Ciertas clases subalternas, a diferencia de otras, deben tener un largo período de intervención jurídica rigurosa y luego atenuada. Existe diversidad también en los modos: en ciertas clases el fenómeno de expansión no cesa jamás, hasta la absorción completa de la sociedad; en otras, al primer periodo de expansión sucede un periodo de represión.

¿Quién es legislador?


El concepto de legislador no puede dejar de ser identificado con el de político. Ya que todos son hombres políticos, todos también son legisladores. Será necesario sin embargo hacer algunas distinciones. Legislador tiene un preciso significado jurídico-estatal, es decir, significa aquellas personas que están habilitadas por las leyes para legislar. Todo hombre en cuanto es activo, contribuye a modificar el ambiente social en el que se desarrolla, tiende a establecer normas, reglas de vida y de conducta.

En general, puede decirse que entre el común de los hombres y aquellos más específicamente legisladores, la distinción está dado por el hecho de que este segundo grupo elabora directivas que deben transformarse en normas de conducta para los demás y al mismo tiempo, los instrumentos a través de los cuales esas directivas serán impuestas verificándose su ejecución. En este segundo grupo, el máximo de poder legislativo corresponde al personal estatal, que tiene a su disposición las fuerzas coercitivas legales del Estado.

La palabra legislador puede ser interpretada, en efecto, en un sentido muy amplio hasta indicar con ella el conjunto de creencias, sentimientos, intereses y razonamientos difundidos en una colectividad, en un periodo histórico dado. Esto en realidad significa: 1) que el legislador individual no puede jamás llevar a cabo acciones arbitrarias, antihistóricas, ya que su acto de iniciativa, una vez ocurrido, obra como una fuerza en sí en un ámbito social determinado, provocando acciones y reacciones que son intrínsecas de este ámbito más que el acto en sí; 2) que cada acto legislativo o de voluntad directiva o normativa, debe ser valorizado especialmente en forma objetiva, por las consecuencias que pudieran acarrear; 3) que todo legislador sólo de modo abstracto y por comodidad de lenguaje podrá ser considerado como individuo, ya que en realidad expresa una determinada voluntad colectiva dispuesta a hacer efectiva su voluntad, que sólo es porque la colectividad está dispuesta a hacerla efectiva; 4) que por lo tanto, cada individuo que prescinda de una voluntad colectiva y no trate de crearla, suscitarla, extenderla, reforzarla y organizarla es simplemente un profeta desarmado.

Arte política y arte militar


“No la muerte de los soldados, sino la disolución de sus vínculos como masa orgánica”. La fórmula es feliz y puede ser empleada también en la terminología política. Se trata de identificar cuál es en la vida política el vínculo orgánico esencial, que no puede ser considerado sólo en sus relaciones jurídicas, ya que radica en las más profundas relaciones económicas, en función social dentro del mundo de la producción.

Función del gobierno


El único camino para buscar el camino de la decadencia de los regímenes parlamentarios es en la investigación de la sociedad civil. En este camino no se puede menospreciar al estudio del fenómeno sindical; no entendido en el sentido elemental de asociacionismo de todos los grupos sociales para la realización de un fin cualquiera, sino en el sentido típico por excelencia, en el de elementos sociales de un nuevo grupo que precedentemente no tenían la palabra en la escena y que por el sólo hecho de unirse modifican la estructura política de la sociedad.

Los partidos eran los organismos que en la sociedad civil proporcionaban las direcciones políticas, y también educaban y presentaban a los supuestos hombres capaces de aplicarlas. En el terreno parlamentario, las direcciones elaboradas, totales o parciales, de vasto alcance o de carácter inmediato, eran confrontadas, despojadas de elementos particularistas, transformándose una de ellas en estatal, en la medida en la que el grupo parlamentario del hecho de que los partidos, debido a las disgregación parlamentaria, se hayan vuelto incapaces de desarrollar esa tarea. La solución burocrática enmarca de hecho un régimen de partidos de la peor especie en cuanto operan ocultamente sin control; en cuanto los partidos están constituidos por camarillas e intereses personales no confesables, sin contar con la circunstancia de que restringe las posibilidades de elección y obstruye la sensibilidad política y la elasticidad táctica.

Gran política y pequeña política


La gran política comprende las cuestiones vinculadas con la función de nuevos Estados, con la por la destrucción, la defensa, la conservación de determinadas estructuras orgánicas económico-sociales. La pequeña política comprende las cuestiones parciales y cotidianas que se plantean en el interior de una estructura ya establecida, debido a las luchas de preeminencia entre las diversas facciones de una misma clase política. Gran política es la tentativa de excluir la gran política del ámbito interno de la vida estatal y de reducir todo a política pequeña.

Maquiavelo examina especialmente las cuestiones de gran política: creación de nuevos Estados, conservación y defensa de estructuras orgánicas en su conjunto; cuestiones de dictadura y hegemonía en vasta escala, es decir, sobre todo un área estatal.

Moral y política


Se verifica una lucha. Se juzga acerca de la equidad y de la justicia de las pretensiones de las partes en conflicto. Se llega a la conclusión de que una de las partes no tiene razón, que sus pretensiones no son justas, o directamente de que carecen de sentido común. Estas conclusiones son el resultado de modos de pensar muy difundidos, populares, compartidos por la misma parte que resulta golpeada por la censura de dichos modos. Y sin embargo, esta parte continúa sosteniendo que tiene razón, de que está en lo justo y, lo que es más importante, continúa luchando, haciendo sacrificios. Todo lo cual significa que sus convicciones no son superficiales para salvar la cara, sino convicciones realmente profundas y activas en las conciencias.

En un conflicto es preciso analizar no las cosas tal como están sino el objetivo que las partes en lucha se proponen lograr con el mismo conflicto. Un conflicto es inmoral en cuanto aleja del fin o no crea condiciones que aproximen al mismo pero no es inmoral desde otros puntos de vista moralistas. No se puede juzgar al hombre político por el hecho de que sea más o menos honesto, sino por el hecho de que mantenga o no sus compromisos. El político es juzgado no por el hecho de que actúa con equidad, sino por el hecho de que obtiene o no los resultados positivos o evita un resultado negativo, un mal y aquí puede ser necesario actuar con equidad y no como juicio moral.

Separación entre dirigentes y dirigidos


Desconfianza recíproca: el dirigente duda que el dirigido lo engañe, exagerando los datos positivos y favorables a la acción y por ello, exagerando los datos positivos y favorables a la acción y por ello, en sus cálculos, debe tener en cuenta está incógnita que complica la ecuación. El dirigido duda de la energía y del espíritu de resolución del dirigente y por ello se siente impulsado también inconscientemente, a exagerar los datos positivos y a ocultar o disminuir los datos negativos. Existe un engaño recíproco, origen de nuevas vacilaciones, desconfianzas, cuestiones personales, etc. Cuando esto ocurre significa que:
  1. hay una crisis de comando;
  2. la organización, el bloque social del grupo en cuestión no tuvo aún tiempo de amalgamarse, creando la armonía recíproca, la recíproca lealtad;
  3. la incapacidad del dirigido para desarrollar su tarea, lo que significa la incapacidad del dirigente para escoger, controlar y dirigir su personal.

Centro


Un estudio cuidadoso de los partidos de centro en sentido amplio, sería de todos modos educativo. Término exacto, extensión del término, cambio histórico del término y de la acepción. Creo que un análisis de la función de los partidos de centro constituye una parte importante de la historia contemporánea. Es siempre la política interna quien dicta las decisiones de un país determinado. Es claro que la iniciativa debida a razones internas de un país, se trasformará en exterior para el país que sufre la iniciativa.

La fuerza de los partidos agrarios


Uno de los fenómenos característicos de la época moderna es el siguiente: en los Parlamentos, o al menos en una serie de ellos, los partidos agrarios tienen una fuerza relativa que no corresponde a su función histórica, social-económica. Esto es debido al hecho de que en el campo se ha mantenido un bloque dirigido frecuentemente por la parte más retardataria de estos elementos, mientras que en las ciudades y en las poblaciones de tipo urbano, ya desde hace algunas generaciones, un bloque similar se ha disuelto y a veces nunca existió. Los agrarios tienen la iniciativa parlamentaria e imponen conductas políticas antihistóricas. Hay que analizar por qué ocurre esto y si no son responsables de ellos los partidos urbanos y su corporativismo o burdo economismo. 

Religión, Estado, Partido


En Maquiavelo, en los modos y en el lenguaje de la época, se observa la comprensión de esta necesaria homogeneidad e interferencia de los tres elementos. Perder el alma para salvar a la patria o al Estado, es un elemento de laicismo absoluto, de concepción del mundo positiva y negativa. En el mundo moderno, un partido es tal cuando es concebido, organizado y dirigido de manera que le permita desarrollarse integralmente y transformarse en un Estado y en una concepción del mundo. El desarrollo del partido en Estado reactúa sobre el partido y exige una continua reorganización y desarrollo, así como el desarrollo del partido y del Estado en concepción del mundo,  es decir, en transformación total y molecular de los modos de pensar y actuar, incide sobre el Estado y sobre el Partido, impulsándolo a reorganizarse continuamente, y planteando nuevos y originales problemas a resolver.

Clase media


El significado de la expresión clase media varía de un país a otro y por ello da lugar frecuentemente a equívocos muy curiosos. El término proviene de la literatura política inglesa y expresa la forma particular del desarrollo social inglés. Parece que en Inglaterra la burguesía nunca fue concebida como una parte integral del pueblo, sino siempre como una entidad superada de éste.

En Francia, el término clase media da lugar a equívocos, no obstante el hecho de que la aristocracia haya conservado, en la realidad, mucha importancia como casta cerrada. En Italia, clase media significa negativamente no-pueblo, es decir, no obreros y campesinos; significa positivamente las capas intelectuales, los profesionales, los empleados.

El hombre individuo y el hombre masa


La base económica del hombre-colectivo: grandes fábricas, taylorización, racionalización, etc. Pero en el pasado ¿existía o no el hombre colectivo? Existía bajo la forma de dirección carismática, es decir, se obtenía una voluntad colectiva bajo el impulso y la sugestión inmediata de un héroe, de un hombre representativo; pero esta voluntad colectiva se debía a factores extrínsecos y se componía y descomponía continuamente. El hombre-colectivo moderno, en cambio, se forma esencialmente desde abajo hacia arriba, sobre la base de la posición ocupada por la colectividad en el mundo de la producción. El hombre representativo desempeña aún hoy una función en la formación del hombre-colectivo, pero muy inferior a la desempeñada en el pasado, tanto que puede desaparecer sin que el cemento colectivo se deshaga y la construcción caiga.

El conformismo ha existido siempre: se trata hoy de lucha entre dos conformismos, es decir de una lucha de hegemonía, de una crisis de la sociedad civil, aumentando de tal manera la duración de la crisis, puesto que la superación de un modo de vivir y de pensar no puede verificarse sin crisis. La vida colectiva e individual debe ser organizada para obtener el máximo rendimiento del aparato productivo. El desarrollo de las fuerzas económicas sobre nuevas bases y la instauración progresiva de la nueva estructura sanearán las contradicciones que sin duda aparecerán y habiendo creado un nuevo conformismo desde abajo, permitirán nuevas posibilidades de autodisciplina, es decir, la libertad también individual.

Psicología y política


Especialmente en los periodos de crisis financiera se escucha hablar mucho de psicología como de una causa eficiente de determinados fenómenos marginales. Es una púdica forma velada de indicar la política, es decir, una determinada situación política. Política es la acción de las fracciones parlamentarias, los partidos, los periódicos y, en general toda acción que se realiza según una directiva evidente y predeterminada, se da el nombre de psicología a los fenómenos elementales de las masas, no predeterminados, no organizados, no dirigidos evidentemente, los cuales manifiestan una fractura de la unidad social entre gobernantes y gobernados.

Sobre el desarrollo de la técnica militar


El rasgo más característico y significativo del estadio actual de la técnica militar y por ende también de la dirección de las investigaciones científicas, en cuanto están ligadas al desarrollo de la técnica militar, debe ser buscado en lo siguiente: en el hecho de que la técnica militar en algunos de sus aspectos tiende a volverse independiente del conjunto de la técnica general y a convertirse en una actividad aparte, autónoma.

Las contradicciones del historicismo y sus expresiones literarias
(ironía, sarcasmo)


En el estudios de las contradicciones psicológicas, que nacen en el terreno del historicismo idealista, pero también en el historicismo integral, es preciso meditar sobre la afirmación: estar por encima de las pasiones y los sentimientos, aun probandolos, de la que pueden sacarse numerosas consecuencias. El nudo de las cuestiones que surgen a propósito del historicismo, está justamente en la constatación de que se puede ser al mismo tiempo crítico y hombre de acción, de manera que un aspecto no solo no debilite al otro, sino que por el contrario lo convalide. Tilgher escinde muy superficial y mecánicamente de los dos términos de la personalidad humana (dado que no existe ni existió jamás el hombre puramente crítico y el hombre puramente pasional), cuando se trata por el contrario de determinar cómo se combinan estos dos términos en los distintos periodos históricos, tanto en los individuos, como en los estratos sociales haciendo prevalecer un aspecto o el otro.

Si el acto político concreto, como dice Croce, se realiza en la persona del jefe político, es preciso observar que la característica del jefe como tal no es por cierto la pasión, sino el cálculo frío, preciso, objetivamente casi impersonal, de las fuerzas en lucha y de sus relaciones. El jefe suscita y dirige las pasiones, pero él mismo no es inmune a ellas o las domina para desencadenarlas mejor, disciplinarlas. Debe conocerlas, como elemento objetivo de hecho, como fuerza, más que sentirlas inmediatamente. Aunque sea con gran simpatía debe conocerlas y comprenderlas.

La ironía puede ser justa como actitud de cada intelectual individual, es decir, sin responsabilidad inmediata aunque sea en la construcción de un mundo cultural o para indicar el distanciamiento del artista del contenido sentimental de su creación.

En el caso de la acción histórico-política, el elemento estilístico adecuado, la actitud característica de la separación-comprensión, es el sarcasmo y aun bajo una forma determinada, el sarcasmo apasionado. En los fundadores de la filosofía de la praxis se encuentra la expresión más alta, ética y estéticamente del sarcasmo apasionado.

En la forma originaria del sarcasmo debe ser considerado como una expresión que pone de relieve las contradicciones de un período de transición; se trata de mantener el contacto con las expresiones subalternas humanas de las viejas concepciones, con la solidez adquirida a través del desarrollo histórico, y que dominen hasta adquirir la fuerza de las creencias populares.

Fetichismo


Un organismo colectivo está constituido por individuos que lo forman en cuanto se dan y aceptan activamente una jerarquía y una dirección determinada. Si cada uno de los componentes concibe al organismo colectivo como una entidad extraña a sí mismo, es evidente que este organismo no existe más de hecho, sino que se transforma en un fantasma del intelecto, en un fetiche. Una conciencia colectiva y organismo viviente se forman sólo después que la multiplicidad se ha unificado a través de la fricción de los individuos y no se puede afirmar que el silencio no sea multiplicidad. Una orquesta que ensaya cada instrumento por su cuenta, da la impresión de la más horrible cacofonía, estas pruebas, sin embargo, son la condición necesaria para que la orquesta actúe como un solo instrumento.

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