Ni posmodernidad ni lucha de clases ‣ Bitácora de Rebeca Vargas

Bitácora de la sesión del 10 de Abril del 2013. Texto estudiado: Slavoj Žižek, «¿Lucha de clases o posmodernismo? ¡Sí, por favor!» en Judith Butler, Ernesto Laclau, Slavoj Žižek, Contingencia, hegemonía, universalidad, Buenos Aires, FCE, 2000, pp.95-140. Versión de Rebeca Vargas Martínez

Ronda de preguntas


¿Cuándo lo imposible, (refiriéndose al nacimiento de la democracia como imposible/necesario universal) se hace posible?

Para explicar esto, pone Žižek como ejemplo la comunicación. Un sujeto emite un mensaje y otro decodifica ese mensaje para entenderlo. Esta serie de acciones implica ya una imposibilidad, pues el receptor no logra decodificarlo a la perfección y el otro no logra emitirlo de forma correcta: la comunicación, por lo tanto, es imposible, ya que no hay una correspondencia absoluta de ideas. Y como la comunicación es imposible, nos buscamos comunicar para hacerla posible. Con respecto a la democracia, sucede algo similar. Un régimen democrático es imposible, porque para que fuera perfectamente democrático, todo debería funcionar de la misma manera, y así, ya no es democrático.

¿A qué se refiere Žižek con el término “genus”?

Se refiere a la diferencia de género y especie. El género es más amplio que la especie. Poniendo como ejemplo una silla, cuyo género sería mueble; o de gato, el género sería un animal (o felino). Las distintas especies hacen un género, pero en el “universal concreto” una de esas especies es también género. Hablado de democracia, podemos pensar en varias especies de ella, existiendo por ejemplo, la democracia representativa, democracia liberal, democracia conservadora, etc. Teniendo diferentes especies de un mismo género, hay una especie en particular que hace que nos replanteemos el género mismo, cuando hablamos de la democracia radical, en relación con la cual el resto de democracias son imperfectas.

¿Cómo algo no social puede disfrazarse de  la diferencia entre los elementos del espacio que usa?

Para responder esto, se debe saber primero (o establecer los límites de lo político). Para saber lo no-político, debemos saber los límites de lo político. Antes de empezar a discutir sobre lo político. Lo político es público. Lo no político es privado.

¿Por qué acusa Žižek a Laclau y Butler de kantianos?

Lógica kantiana refiere a que hay ciertas “estructuras” (trascendentales) que, con independencia del desarrollo histórico, se van a presentar, como en este caso la lucha por la hegemonía.

Después de esto se desarrollaron 3 puntos
  1. Problema en el contexto de hegemonía
  2. Revisión que hace el autor de la determinación en última instancia
  3. Distinción entre excluir e incluir

¿Lucha de clases o posmodernismo? ¡Sí, por favor!


Con esto, el autor se refiere a una no-decisión, ya que la dicotomía está mal planteada. Frente a la disyuntiva entre lucha de clases  y posmodernismo, si nos vemos obligados a elegir entre las dos, Žižek no opta por ninguna de ellas. Hay una tensión entre, por un lado, la posibilidad de la Revolución, una revolución (total), donde el sujeto de esta revolución es el proletariado (entendido como la clase explotada). Nosotros contra Ellos. Por el otro lado, tenemos el Reformismo de quienes dicen que no podemos llegar a un punto donde la sociedad se vaya a reinventar completa a sí misma, sino que “lo posible” es la introducción de reformas que, por ejemplo, acoten a las multinacionales, o leyes de tal manera que las fábricas, contaminen menos. Hay una dicotomía entre reinvención de la sociedad sobre sí misma o las reformas que nos permitirán “humanizar” al capitalismo.

La revolución se apoyará en el proletariado, la clase universal por excelencia. Podrá llevar a cabo el proletariado la revolución verdadera porque será una revolución total, y será total porque no atenderá intereses específicos. Si la revoluciòn total es una utopía, lo que nos queda es sólo realizar una serie de reformas que transformen o amolden el sistema económico pero ya no desde la raíz. Se crea así una rivalidad entre los revolucionarios y los reformistas.

Invención democrática. La convicción de la disyuntiva entre una  revolución o una reforma implica ya la idea de que el ser humano es el que construye su futuro, de manera que la democracia parece el sistema de gobierno más adecuado. Gracias a la democracia podemos plantearnos una revolución. La revolución puede convertirse en una revolución no democrática.

Cambiar el sistema de raíz, supone también la posibilidad de eliminar la democracia. El planteamiento de una revolución o una reforma, era en otros tiempos una amenaza que había que combatir (con censura o con castigos). El disenso conlleva una precariedad, una incertidumbre: no tener la certeza de cuál es el rumbo de la sociedad. La democracia implica una confrontación constante de la determinación de los conceptos: ¿qué es político?, ¿qué es democrático?

Determinación en última instancia


No hay un relación natural directa entre la pertenencia a una posición social y la tarea o lucha política que lleva dicho agente, esto es, no hay una relación causa-efecto. Por ejemplo, no hay una necesidad intrínseca de que alguien sea obrero y por eso, sea ya de facto parte del proletariado y de su tarea histórica. Requiere un actor intermedio. Las relaciones sociales se basan en una contingencia que es de orden estrictamente político.

En el orden social, hay una división de trabajo y una división de clases: clase dirigente y clase productiva. No es determinación en última instancia porque no hay una correlación directa natural explícita entre la posición que ocupa un agente y la tarea en su lucha política, y a esta no correlación la llamamos contingencia, en la medida que no hay una relación necesaria. Esta contingencia se opondría al esencialismo.

El hecho de que la crítica posmoderna haya demostrado que no hay una contigencia, tiene una deficiencia en el orden especulativo. Los posmodernos se convierten en una suerte de conservadores cuya única opción que es el capitalismo. Puesto que no podemos transformar las relaciones económicas directas, en cuanto que la estructura social está fundada en negociaciones de orden político, lo que hay que transformar es el orden estrictamente político no el orden de las relaciones de producción. De esta manera, se justifica a los que dicen que no es posible cambiar el sistema económico. Porque cambiarlo implicaría suponer que hay una esencia, que hay una necesidad, etc. Algunos objetarían que Žižek está esencializando la clase. Como respuesta dirá que lo que estructura la totalidad social es el momento de la producción en la serie de producción-distribución-intercambio-consumo.

Lo que lo determina es la producción, porque es el principio estructurante de toda la serie. Los posmodernos lo que hacen es transformar la problemática de clase, la explotación, en un problema de orden multicultural. Un problema que se da en la producción es la explotación.

Para responder a los cuestionamientos posmodernos se necesita un tipo de “anclaje ontológico”, es decir, la necesidad de establecer un punto que no esté sujeto a discusión de orden político, cosa que no es sencilla. El elemento al ser introducido en el todo social, transforma el sentido del todo social: La clase social o el medio primario de la producción.

Sí hay una determinación en última instancia, pero esta determinación, más que una determinación directa, es un principio estructural del todo social.

Inclusión y exclusión


En la medida en que algo es particular hay otras particularidades que se excluyen de su pretensión de “universalidad”. Como decir que “todos votan”, menos tales personas (mujeres, negros, presos, etc.). Dentro de la inclusión vamos a encontrar permanentemente exclusiones dentro de la definición que vemos de democracia.

En una sociedad donde predomina el intercambio de mercancía a partir de la noción abstracta de “valor”, los individuos se relacionan entre sí de esa manera también abstracta.

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