Gramsci — El materialismo histórico y la filosofía de B. Croce, 2‣ Resumen de Lucía Luengas

Antonio Gramsci, El materialismo histórico y la filosofía de Benedetto Croce, Buenos Aires, Nueva Visión, 1971, Capítulo II.
Síntesis y resumen de Lucía Alejandra Luengas Pérez

Síntesis


En este Capítulo, Antonio Gramsci habla sobre los problemas a los que se puede enfrentar la teoría con la praxis, aquella relación de que todos somos filósofos y por tanto, los intelectuales deben educar a las masas. Deben estar relacionadas y no caer en los errores del Renacimiento y el Luteranismo, en los cuales no existió tal relación. La filosofía de la praxis propone que al ser todos filósofos, entendemos el mundo de acuerdo con nuestra concepción, pero existen los especialistas que son los que conducen a las masas al conocimiento. No será fácil la producción de intelectuales, se corre además el riesgo de que estos abandonen el proyecto. Además, la filosofía de la praxis sufrirá cambios en su conformación, porque no es estática su postura, ni algo ya dado.

Algunos problemas en el estudio de la filosofía de la praxis


Planteo del problema


Producción de nuevas Weltanschauungen, que fecunda y alimenta la cultura de una edad histórica, y producción filosóficamente orientada según las Weltanschauungen originales. Marx es un creador de Weltanschauung, pero, ¿cuál es la posición de Ilich? ¿Es puramente subordinada y subalterna? La explicación se halla en el mismo marxismo como ciencia y acción. La fundación de una clase dirigente (esto es, de un Estado) equivalente a la creación de una Weltanschauung. La expresión de que el proletariado es el heredero de la filosofía clásica alemana, ¿cómo debe ser entendida?

Para Ilich esto ha acontecido realmente en un territorio determinado. He señalado en otra parte la importancia filosófica del concepto y del hecho de la hegemonía, debido a Ilich. La hegemonía realizada significa la crítica real de una filosofía, su real dialéctica.

Precio y sobreprecio


Error fundamental: ninguno de los demás ha producido una concepción original e íntegra del mundo. Trazar un paralelo entre Marx e Ilich para determinar la jerarquía respectiva es torpe y ocioso; ambos expresan dos fases: ciencia-acción, que son homogéneas y heterogéneas al mismo tiempo. Así, históricamente, sería absurdo un paralelo entre Cristo y San Pablo: Cristo- Weltanschauung, San Pablo-organizador, acción
y expresión de la Weltanschauung; ambos son necesarios en la misma medida y por ello tienen la misma estatura histórica.

Cuestiones de método


Es preciso, antes que nada, reconstruir el proceso de desarrollo intelectual del pensador dado, para identificar los elementos que han quedado estables y "permanentes", esto es, que son considerados como pensamiento propio, distinto y superior al "material" precedentemente estudiado y que ha servido de estímulo. Solamente estos elementos son esenciales al proceso de desarrollo. La búsqueda del leit-motiv, del ritmo de pensamiento en desarrollo, debe ser más importante que las afirmaciones casuales aisladas y que los aforismos sueltos. En el caso específico del fundador de la filosofía de la praxis, la obra literaria debe ser dividida en las siguientes secciones:
  1. trabajos publicados bajo la responsabilidad del autor: entre éstos deben ser considerados, en líneas generales, no solamente los entregados materialmente a la prensa, sino los "publicados" o puestos en circulación de cualquier modo por el autor, como las cartas, circulares, etc.
  2. las obras no impresas bajo la responsabilidad directa del autor, sino de otros, las póstumas.

Cuanto más se aleje el material preparatorio de las obras del autor del texto definitivo redactado por éste tanto menos atendible será la redacción por parte de otro escritor, de un material del mismo tipo.

Para el estudio de un pensamiento original e innovador, la contribución de otras personas a su documentación aparece sólo en segunda línea. Así, por lo menos como cuestión de principio, como método, debe ser concebida la cuestión de las relaciones de homogeneidad entre ambos fundadores de la filosofía de la praxis. Las afirmaciones de uno y del otro sobre el acuerdo recíproco valen sólo para el argumento dado.

La filosofía de la praxis y la cultura moderna. La filosofía de la praxis ha sido un momento de la cultura moderna. El estudio de este hecho, muy importante y significativo, ha sido descuidado y además ignorado por los denominados ortodoxos, y ello debido a la siguiente razón: la combinación filosófica más relevante se ha producido entre la filosofía de la praxis y diversas tendencias idealistas, vinculados esencialmente a la particular corriente de cultura del último cuarto del siglo pasado (positivismo, cientificismo).

Ha ocurrido lo que sigue: la filosofía de la praxis ha sufrido realmente una doble revisión, esto es, ha sido integrada en una doble combinación filosófica. Por una parte, algunos de sus elementos, de manera explícita o implícita, fueron absorbidos o incorporados en algunas corrientes idealistas (basta citar a Croce, Gentile, Sorel, al propio Bergson y el pragmatismo); por otra parte, los llamados ortodoxos, preocupados por hallar una filosofía que, según su estrechisimo punto de vista, fuese más adecuada para una "simple" interpretación de la historia, han creído mostrarse ortodoxos identificándola fundamentalmente con el materialismo tradicional.  Se puede observar, en general, que las corrientes que han intentado combinaciones de la filosofía de la praxis con tendencias idealistas están, en grandísima parte, formadas por intelectuales "puros"; mientras que la ortodoxia estaba compuesta por personalidades más estrechamente vinculadas a la actividad práctica y, por ello, más ligadas (con vinculaciones más o menos extrínsecas) a las grandes masas populares (lo que, por otra parte, no ha impedido a la mayoría de ellos dar tumbos de no poca importancia histórico-política).

La identificación de los conceptos que la filosofía de la praxis ha "cedido" a las filosofías tradicionales debe ser hecha con mucha cautela crítica. Todo ello significa ni más ni menos que hacer la historia de la cultura moderna posterior a la actividad de los fundamentos de la filosofía de la praxis.

Pero la investigación más difícil y delicada es la de las absorciones "implícitas", no confesadas, que se han producido precisamente porque la filosofía de la praxis ha sido
un momento de la cultura moderna, una atmósfera difusa, que modificó los viejos modos de pensamiento a través de acciones y reacciones no aparentes y no inmediatas.

El otro aspecto de la cuestión es aún más interesante. ¿Por qué los llamados ortodoxos han "combinado" la filosofía de la praxis con otras filosofías, y con una más bien que con otras?
Porque, realmente, la que cuenta es la combinación con el materialismo tradicional; la combinación con el kantismo no ha tenido más que un éxito limitado, y sólo entre un reducido grupo de intelectuales.

La filosofía de la praxis tenía dos objetivos: combatir las ideologías modernas en su forma más refinada, para poder constituir su propio grupo de intelectuales independientes, y educar a las masas populares, cuya cultura era medieval. Este segundo objetivo, que era fundamental, dado el carácter de la nueva filosofía, ha absorbido todas sus fuerzas, no sólo cuantitativa sino cualitativamente; por razones "didácticas", la nueva filosofía se ha combinado con una forma de cultura un poco superior a la cultura media popular (que era muy baja), pero absolutamente inadecuada para combatir las ideologías de las clases cultas, en tanto que la nueva filosofía había nacido para superar la más alta manifestación cultural de su tiempo, la filosofía clásica alemana, y para crear un grupo de intelectuales propio del nuevo grupo social cuya concepción del mundo representaba.

Por otra parte, la cultura moderna, especialmente idealista, no logra elaborar una cultura popular, Sigue siendo la cultura de una restringida aristocracia intelectual, que a veces tiene influencia sobre la juventud, solamente cuando se convierte en política inmediata y ocasional.

El ejemplo clásico anterior a la modernidad es, indudablemente, el del Renacimiento en Italia y el de la Reforma en los países protestantes. Escribe Croce: "El movimiento del Renacimiento se había mantenido aristocrático, de círculos selectos, y en la misma Italia, que fue su madre y nodriza, no salió de los círculos de la corte, no penetró en el pueblo, no se convirtió en costumbre y 'prejuicio', o sea, colectiva persuasión y fe. La Reforma, en cambio, 'sí tuvo esta eficacia de penetración popular, pero la pagó con un retraso en su desarrollo intrínseco', con la maduración lenta y a menudo interrumpida de su germen vital".

La reforma luterana y el calvinismo suscitaron un vasto movimiento nacional-popular a través del cual se difundió, aún cuando sólo en períodos sucesivos, una cultura superior. Los reformadores italianos fueron infecundos de grandes éxitos históricos. Es verdad que también la Reforma, en su fase superior, asume necesariamente los modos del Renacimiento y como tal se difunde también en los países no protestantes, donde no había incubación popular; pero la fase de desarrollo popular ha permitido a los países protestantes resistir tenaz y victoriosamente la cruzada de los ejércitos católicos, y así nació la nación germánica como una de las más vigorosas de la Europa moderna.

Una concepción de la filosofía de la praxis como reforma popular moderna ha sido quizá entrevista por Sorel, un poco (o muy) dispersamente y de manera intelectualista, por una especie de furor jansenista contra las fealdades del parlamentarismo y los partidos políticos.
La filosofía de la praxis presupone todo el pasado cultural, el Renacimiento y la Reforma, la filosofía alemana y la Revolución Francesa, el calvinismo y la economía clásica inglesa, el liberalismo laico y el historicismo, que es la base de toda la concepción moderna de la vida. La filosofía de la praxis es la coronación de todo este movimiento de reforma intelectual y moral, dialectizado en el contraste entre cultura popular y alta cultura.

Atraviesa aún su fase populachera; crear un grupo de intelectuales independientes no es cosa fácil; demanda un largo proceso, con acciones y reacciones, con adhesiones y disoluciones, y con nuevas formaciones muy numerosas y complejas: es la concepción de un grupo subalterno, sin iniciativa histórica, que se amplía continua pero inorgánicamente y sin poder superar cierto grado cualitativo que se halla más acá de la posesión del Estado, del ejercicio real de la hegemonía sobre la sociedad entera, la cual solamente
permite cierto equilibrio orgánico de desarrollo del grupo intelectual.

La filosofía de la praxis se ha convertido también en "prejuicio" y "superstición"; tal como es, es el aspecto popular del historicismo moderno, pero contiene en sí un principio de superación de este historicismo.

"Políticamente" la concepción materialista es cercana al pueblo, al sentido común; está vinculada estrechamente a muchas creencias y prejuicios, a casi todas las supersticiones populares (hechicerías, espíritus, etc.). La religión popular es crasamente materialista, aunque la religión oficial de los intelectuales busque impedir que se formen dos religiones distintas, dos estudios separados, para no alejarse de las masas, para no convertirse, en una ideología de grupos reducidos. Pero desde este punto de vista no debe confundirse la actividad de la filosofía de la praxis con la del catolicismo. Mientras la primera mantiene un contacto dinámico y tiende a elevar continuamente nuevos estratos de masa a una vida intelectual superior, el segundo tiende a mantener un contacto puramente mecánico, una unidad exterior basada especialmente en la liturgia y en el culto más chillonamente sugestivo para las grandes masas.

La afirmación de que la filosofía de la praxis es una concepción nueva, independiente, original, aunque sea un momento del desarrollo histórico mundial, es la afirmación de la independencia y originalidad de una nueva cultura en incubación, que se desarrollará con la evolución de las relaciones sociales. Sólo después de la creación del Estado, el problema cultural se impone en toda su complejidad y tiende a una solución coherente.

Inmanencia especulativa e inmanencia histórico-realista


Se afirma que la filosofía de la praxis ha nacido sobre el terreno del máximo desarrollo de la cultura en la primera mitad del siglo XIX, cultura representada por la filosofía clásica alemana, la economía clásica inglesa y la literatura y la práctica política francesas. En el origen de la filosofía de la praxis se hallan estos tres movimientos culturales. Pero ¿en qué sentido es preciso entender esta afirmación? Como el momento sintético unitario, creo, debe identificarse con el nuevo concepto de inmanencia, que de su forma especulativa, ofrecida por la filosofía clásica alemana, ha sido traducido a la forma historicista, con la ayuda de la política francesa y la economía clásica inglesa. En cierto sentido me parece que se puede decir que la filosofía de la praxis es igual a Hegel más David Ricardo.

Unidad de los elementos constitutivos del marxismo


La unidad está dada por el desarrollo dialéctico de las contradicciones entre el hombre y la materia (naturaleza-fuerzas materiales de producción): en la filosofía —la praxis— o sea la relación entre la voluntad humana (superestructura) y la estructura económica.

Filosofía - Política - Economía


Si estas tres actividades son los elementos constitutivos necesarios de una misma concepción del mundo, necesariamente debe haber, en los principios teóricos, convertibilidad de la una a la otra, traducción recíproca al propio
lenguaje específico de cada elemento constitutivo: uno se halla implícito en el otro, y todos juntos forman un círculo homogéneo. Un hombre político escribe de filosofía; puede ocurrir que su "verdadera" filosofía haya que buscarla, en cambio, en sus escritos de política. En cada personalidad hay una actividad dominante y predominante.

En verdad, el "filósofo" ocasional difícilmente logra abstraerse de las corrientes que dominan su tiempo, de las interpretaciones de cierta concepción del mundo que se han vuelto dogmáticas, etc.; en tanto que como científico de la política se siente libre de estos idola del tiempo y del grupo, y enfrenta más inmediatamente y con toda originalidad la misma concepción, penetra en su intimidad y la desarrolla de manera vital. A la fase económico-corporativa, a la fase de la lucha por la hegemonía en la sociedad civil, a la fase estatal, corresponden actividades intelectuales determinadas que no se pueden improvisar o anticipar arbitrariamente. En la fase de la lucha por la hegemonía se desarrolla la ciencia política; en la fase estatal todas las superestructuras deben desarrollarse, so pena de disolución del Estado.

Historicidad de la filosofía de la praxis


Que la filosofía de la praxis se concibe a sí misma historicísticamente, como una fase transitoria del pensamiento filosófico, esta idea, además de estar implícita en todo el sistema, aparece explícitamente en la conocida tesis de que el desarrollo histórico será caracterizado en cierto punto como el paso del reino de la necesidad al reino de la libertad.

Todas las filosofías (los sistemas filosóficos) existentes hasta ahora han sido la manifestación de las contradicciones íntimas que han lacerado a la sociedad.

En cierto sentido, por tanto, la filosofía de la praxis es una reforma y un desarrollo del hegelianismo, es una filosofía liberada (o que busca liberarse) de todo elemento ideológico unilateral y fanático; es la conciencia plena de las contradicciones a través de las cuales el filósofo, entendido individualmente o como grupo social entero, no sólo comprende las contradicciones, sino que se coloca a sí mismo como elemento de la contradicción, eleva este elemento a principio de conocimiento y, por lo tanto, de acción. Pero si también la filosofía de la praxis es una expresión de las contradicciones históricas, y la expresión más acabada porque es consciente, significa que está también vinculada a la "necesidad" y no a la "libertad", lo cual no existe ni puede aún existir históricamente.

Ello no significa que la utopía no pueda tener valor histórico, dado que tiene un valor político, y cada política es implícitamente una filosofía, aun siendo ésta desordenada y estando en esbozo. En ese sentido, la religión es la más gigantesca utopía, o sea, la más gigantesca "metafísica" aparecida en la historia, puesto que es el intento más grandioso de conciliar en forma ideológica las contradicciones reales de la vida histórica.

Si la filosofía de la praxis afirma teóricamente que toda "verdad" entendida como eterna y absoluta ha tenido orígenes prácticos y ha representado un valor "provisional" (historicidad de toda concepción del mundo y de la vida), es muy difícil de hacer comprender "prácticamente" que tal interpretación es válida también para la filosofía de la praxis, sin sacudir las convicciones necesarias para la acción.

Economía e ideología


La pretensión (presentada como postulado esencial del materialismo histórico) de presentar y exponer cada fluctuación de la política y de la ideología como una expresión inmediata de la estructura, debe ser combatida teóricamente como un infantilismo primitivo, y prácticamente con el testimonio auténtico de Marx, escritor de obras políticas e históricas concretas

Ciencia moral y materialismo histórico


La base científica de una moral del materialismo histórico debe buscarse, me parece, en la afirmación de que "la sociedad no se propone objetivos para cuya solución no existan ya las condiciones". Debería tratarse, también, no de una jerarquía de los fines, sino de una gradación de los fines por alcanzar, dado que se desea "moralizar", no sólo a cada individuo por separado, sino también a toda una sociedad de individuos.

Regularidad y necesidad


¿Cómo ha surgido en el fundador de la filosofía de la praxis el concepto de regularidad y de necesidad en el desarrollo histórico? No parece que pueda pensarse en una derivación de las ciencias naturales, sino más bien en una elaboración de conceptos nacidos en el terreno de la economía política, especialmente en la forma y con la metodología que la ciencia económica recibió de David Ricardo.

"Mercado determinado" equivale, por lo tanto, a decir "determinadas relaciones de fuerzas sociales en una determinada estructura del aparato de producción", relaciones garantizadas (es decir, hechas permanentes) por una determinada superestructura política, moral, jurídica. La economía clásica ha dado lugar a una "crítica de la economía política", pero no parece que hasta ahora sea posible una nueva ciencia o una nueva ubicación del problema científico. La "crítica" de la economía política parte del concepto de la historicidad del "mercado determinado" y de su "automatismo", mientras que los economistas puros conciben estos elementos como "eternos", "naturales".

La crítica analiza en forma realista las relaciones de fuerza que determinan el mercado, profundiza sus contradicciones, valora las variabilidades vinculadas con la aparición de nuevos elementos y su reforzamiento, y presenta la "caducidad" y la "sustituibilidad" de la ciencia criticada. Para establecer el origen histórico de este elemento de la filosofía de la praxis (elemento que es, ni más ni menos, su particular modo de concebir la "inmanencia"), es necesario estudiar el planteo que hizo David Ricardo respecto de las leyes económicas. Se trata de ver que Ricardo no sólo ha tenido importancia en la fundación de la filosofía de la praxis por el concepto de "valor" en economía, sino que ha tenido también importancia "filosófica", pues ha sugerido un modo de pensar y de intuir la vida y la historia.

Un repertorio de filosofía de la praxis


El material para semejante obra enciclopédica especializada es tan extenso, disperso, de tan diverso valor, se halla en tantos idiomas, que solamente un comité de redacción podría elaborarlo en un tiempo no breve. Pero la utilidad que tendría una compilación de tal género sería de una importancia inmensa tanto en el campo científico como en el escolástico, y para los estudiosos libres. Se convertiría en un instrumento de primer orden para la difusión de los estudios sobre la filosofía de la praxis,
y para la consolidación como disciplina científica, separando netamente dos épocas: la moderna y la precedente, de aprendizaje, repetición mecánica y diletantismos periodísticos.

Hegemonía de la cultura occidental sobre toda la cultura mundial


  1. Habiendo admitido que otras culturas han tenido importancia y significado en el proceso de unificación "jerárquica" de la civilización mundial (y, ciertamente, ello debe admitirse sin más), ellas han tenido valor en cuanto se han convertido en elementos constitutivos de la cultura europea, la única histórica y concretamente universal, esto es, en cuanto han contribuido al proceso del pensamiento europeo y han sido asimilados por éste.
  2. También la cultura europea ha sufrido un proceso de unificación, y en el momento histórico que nos interesa ha culminado con Hegel y la crítica del hegelianismo.
  3. De los dos puntos primeros resulta que se tiene en cuenta el proceso cultural que se encarna en los intelectuales; no se ha de hablar de las culturas populares, de las cuales no puede decirse que tengan elaboración crítica y proceso de desarrollo.
  4. Tampoco se ha de hablar de aquellos procesos culturales que culminaron en la actividad real, como se produjo en Francia en el siglo XVIII, o se ha de hablar de ellos solamente en vinculación con el proceso que culmina en Hegel y la filosofía clásica alemana.
  5. De la descomposición del hegelianismo resulta el comienzo de un nuevo proceso cultural, de distinto carácter que los precedentes, en el que se unifica el movimiento práctico y el pensamiento teórico (o buscan unirse a través de una lucha teórica y práctica).
  6. No es importante el hecho de que tal nuevo movimiento tenga su cuna en obras filosóficas mediocres, o por lo menos no en obras maestras de la filosofía. Lo que es importante es que nace un nuevo modo de concebir el mundo y el hombre, y que tal concepción no se halla ya reservada a los grandes intelectuales, a los filósofos de profesión, sino que tiende a hacerse popular.
  7. Que dicho comienzo resulte de la confluencia de varios elementos, aparentemente heterogéneos, no puede asombrar: Feuerbach, corno crítico de Hegel; la escuela de Tubinga, como afirmación de la crítica histórica y filosófica de la religión, etc.
  8. La filosofía de la praxis como resultado y coronación de toda la historia precedente. De la crítica del hegelianismo nacen el idealismo moderno y la filosofía de la praxis. El inmanentismo hegeliano se torna historicismo, pero es historicismo absoluto solamente con la filosofía de la praxis, historicismo y humanismo absolutos.

Paso del saber al comprender, al sentir y viceversa, del sentir al comprender, al saber


El error del intelectual consiste en creer que se pueda saber sin comprender y, especialmente, sin sentir ni ser apasionado (no sólo del saber en sí, sino del objeto del saber), esto es, que el intelectual pueda ser tal (y no un puro pedante) si se halla separado del pueblo-nación, o sea, sin sentir las pasiones elementales del pueblo, comprendiéndolas y, por lo tanto, explicándolas y justificándolas por la situación histórica determinada; vinculándolas dialécticamente a las leyes de la historia, a una superior concepción del mundo, científica y coherentemente elaborada: el "saber". No se hace política-historia sin esta pasión, sin esta vinculación sentimental entre intelectuales y pueblo-nación.

En ausencia de tal nexo, las relaciones entre el intelectual y el pueblo-nación son o se reducen a relaciones de orden puramente burocrático, formal; los intelectuales se convierten en una casta o un sacerdocio (el llamado centralismo orgánico).

Si las relaciones entre intelectuales y pueblo-nación, entre dirigentes y dirigidos —entre gobernantes y gobernados—, son dadas por una adhesión orgánica en la cual el sentimiento-pasión deviene comprensión y, por lo tanto, saber (no mecánicamente, sino de manera viviente ), sólo entonces la relación es de representación y se produce el intercambio de elementos individuales entre gobernantes y gobernados, entre dirigentes y dirigidos; sólo entonces se realiza la vida de conjunto, la única que es fuerza social.
Se crea el "bloque histórico."

No hay comentarios:

Publicar un comentario