Luchas hegemónicas: prácticas de resignificación ‣ Bitácora de Yatzín Domínguez

Bitácora de la sesión del 24 de mayo de 2013. Texto estudiado: Stuart Hall, Sin garantías, Trayectorias y problemáticas en estudios culturales, Lima/Popayán/Bogotá/Quito, Envión, 2010, capítulos 8 y 9, pp.193-254. Versión de Yatzín Domínguez Ordaz


A lo largo de la clase se desarrolló el planteamiento de cómo los significados marcan cierto control en los significantes y por tal, estos últimos son relativos.  Y para esto se inició con el significante: negro, que nos remite a fuerza física, subordinado, esclavo, inferior,  insensible, y que por naturaleza es esclavo, utilizando los términos de Aristóteles, dado que su habilidad es la fuerza física, y como la sociedad se rige por la inteligencia, éste por naturaleza debe estar subordinado de aquel que emplea su inteligencia. El negro será esclavo respecto de aquel que sí utiliza su raciocinio.

El significante constantemente está en desplazamiento; es por eso que el objetivo de la hegemonía es mantener el significado de los significantes en cierto margen de control, justo por esa inestabilidad: el término negro pudo, no obstante, ser resignificado. Gracias a esta resignificación ya no solo puede aplicar a esos contenidos tradicionales, sino que ahora ser negro implica orgullo, porque ser negro significa haber luchado contra la esclavitud. Los movimientos de black-power reivindican a la negritud no como un defecto sino como una virtud, lo cual es posible porque este significante no tiene enquistado de manera eterna el hecho de ser subordinado. El desplazamiento continuo de los significantes (signos) quiere decir que cualquier término es objeto de una posible reapropiación de otros grupos y en consecuencia, será que aquellos que están siendo beneficiados por una manera de entender ese término van a luchar para que ese espectro de significación les favorezca. En suma, ningún término per se es negativo o positivo, sino que su valoración y sentido es consecuencia de una lucha.

Al finalizar esta pequeña introducción, se dictaron los cuatro puntos a tratar durante el resto de la clase:
  1. La recepción de los mensajes de los medios
  2. El estructuralismo en los medios (cómo hacer que las cosas signifiquen)
  3. Desarticular, desplazamiento continuo

1. Puede haber influencia o no para la constitución de una hegemonía. Los medios electrónicos masivos, que son consecuencia de la masificación propia después de la entrada de la Revolución Industrial, por el aumento de la población, se generaron precedentes en la historia de la humanidad: la cultura de masas, que requirió, para su coordinación y su efectivo comportamiento, de los medios adecuados, requirió de un impacto masivo para esa sociedad masificada. Ese impacto implicó la creación de medios masivos de comunicación.

La manera de leerlo será que frente a una afirmación dada esperamos un cierto efecto,  estos buscan aislar e incidir en el público, este fue el primer acercamiento de los medios hacia las masas, y en él era posible decidir, pero algunas veces éste era insuficiente. Ya que no éramos objetos simplemente de un solo flujo, de solo una influencia, sino que teníamos varias que jalaban en direcciones distintas. Este acercamiento concluía que los medios simplemente refuerzan la opiniones que ya tenemos, y que no generan otros comportamientos. Los medios masivos lo que nos muestran es que en efecto vivimos en una sociedad plural, y que estamos en constante interacción, y que no existe el pensamiento único, sino que estamos abiertos a creer lo que nosotros queramos ya que vivimos en una sociedad plural. Da entonces la impresión de que los sujetos no son simplemente pasivos ante los medios, sino que readaptan y resignifican lo que los medios le dicen, porque los individuos tienen distintos intereses y en esa medida aquello que nosotros atendemos también será distinto. Esta perspectiva anticonductista lo único que logra, es reforzar la idea de que yo puedo escuchar lo que yo quiera. De tal manera lo que nos muestra el pluralismo es que los medios simplemente refuerzan y fortalecen mis propias preferencias ya anteriores a los flujos de los medios.

El primer planteamiento, el de una influencia directa del medio sobre el individuo, se cae por sí solo ya que es imposible determinar que una única variable impactara sobre el comportamiento, y la refutación de ese planteamiento sería con el pluralismo de los medios. La consecuencia teórica del pluralismo de los medios es que, en todo caso, fuimos influidos por varios medios, eso quiere decir que hay apertura y que ellos solo fortalecen una opinión ya dada.

Pero dentro de ese planteamiento, no podemos preguntar acerca de los anómicos, es decir, aquellos que están siendo subsumidos o subordinados por los medios: los anómicos son aquellos que no aceptan la pluralidad de los medios, por ejemplo: los autoritarios, los fascistas, que se encuentran sin normas, en pocas palabras, los que no tienen ley desde la perspectiva pluralista. Se trata, pues, de los retrógradas que se están oponiendo al progreso de la ciencia y al progreso de la economía. Esta etiqueta, sin embargo, parte ya del horizonte de sentido reinante.

De modo que la intervención de los medios no será simplemente para refutar lo que está sucediendo, sino que encontramos dos estrategias muy adecuadas que consistirán en que aquellos que no estamos colaborando con los anómicos vamos a reforzar nuestra solidaridad, y gracias a eso se forma una unidad de grupo, en la medida en que estos anómicos fueron etiquetados bajo la perspectiva plural y por lo tanto serán objeto de exclusión social. Quien define a los anómicos es el pluralismo, lo que quiere decir es que todos estamos de acuerdo con el pluralismo y los anómicos que no están de acuerdo con ello están siendo definidos por el propio pluralismo. Por lo tanto, el modo en como están configurados los medios es adecuado...

Entonces ¿cuál es el problema del pluralismo? Hasta ahora podemos entender que el papel de los medios consistiría en una suerte de fortalecimiento a partir de etiquetar a aquellos que se desvían de la norma, de la conformidad del todo. Hasta ahora queda claro que no se trata de un mero reflejo del consenso, porque el pluralismo supone ya un consenso dado, y gracias a la pluralidad de los medios tú ya puedes satisfacer tus gustos. Pero no es el mero consenso, ya que el problema de los medios está en que gracias a su intervención se legitima el marco mismo de la pluralidad, es decir, se legitima el proceso mediante el cual obtenemos conceptos y categorías... a través de esos medios.

2. El propio pluralismo ya tiene un marco teórico y un marco práctico en el cual actúa. El problema, incluso suponiendo que no existieran intereses económicos, político y demás (como los que señala, por ejemplo, Roura), es que todos los actos son significativos: el acto mismo de transmitir requiere una apuesta de significación de lo que está ahí.

De manera que la lucha hegemónica dependerá de quién, cómo, cuándo y dónde se definirán las condiciones en las que actualmente vivimos. La lucha ideológica permite que el acto sea pensado de otra manera y quiere ganar credibilidad en ambos casos, es por eso que no puede ser un asunto técnico sino que es la sede de la definición misma de la ideología, y la sede siempre será luchar por la significación.

Sin embargo, si no es un problema técnico, entonces lo que tenemos es que la palabra o el significante no tiene una relación necesaria ni con el referente, ni con el significado, esto es, que no por el hecho de ser un obrero tendrás la conciencia de ser explotado, sino que el ser obrero ya es una construcción discursiva, en el sentido de que no hay una relación causal y necesaria entre una cosa u otra, es decir entre el referente y la palabra. Aunque parezca evidente, no hay una relación entre el significado y el significante, sino un proceso de identificación socialmente dado. Como no tiene un significado necesario, el significante puede resignificarse.

El problema no es, entonces, la identificación sino la resignificación. Pero si aceptamos que entre la palabra y el significante no hay una relación necesaria, se tienen algunas dificultades. ¿Cómo interpretan los hablantes estas estructuras del lenguaje? Desde una perspectiva estructuralista lo que se tiene que estudiar es el contexto social que permite cierta interpretación de la realidad. Podemos ver cómo se está realizando esta resignificación en el hablante, porque da la impresión de que el hablante no cuenta, es decir, no cuenta respecto a lo que se quiere analizar. Es cierto que somos inconscientes de esta estructura, pero al analizarlo, se busca —como en el psicoanálisis— hacer consciente lo inconsciente.

3. Ya a partir de la palabra sabemos que no hay garantía de que un signo refiera “objetivamente” a una realidad. Lo que se concluye es que no hay determinación por parte de la realidad acerca de cómo comprenderla, lo cual tiene consecuencias graves al modo en que nosotros hemos venido estudiando la hegemonía durante el curso: no por encontrarnos en un lugar de las relaciones de producción, pertenecemos a una clase social, ya que no hay una determinación necesaria.

El problema de esta perspectiva es que una vez disociado el significante del significado tenemos que resolver un problema mayor: explicarnos la dominación, la explotación. Según este planteamiento, la manera de concebir la realidad, no depende de ella, y, en consecuencia, no se puede afirmar que exista “la dominación” independientemente del lenguaje con que la describimos. No hay ejercicios de poder, lo único que se tiene es el discurso y lo que se debe hacer es luchar por el discurso.

Para seguir sosteniendo que sí hay clases dominantes, se responderá a la objeción previa a través del análisis de los medios, porque serán los medios los que fallarán no solo en el contexto sino que no analizan ni comprenden las condiciones mismas de su posibilidad, es decir de la significación del contexto. Esto requiere un análisis marxistas de los medios y los modos de producción ya que los medios son posibles gracias a que existe el mercado, un sistema económico, el capitalismo, de manera que sí es posible una alternativa ya que es posible desplazar y resignificar los significantes, pero eso requiere un trabajo continuo, permanente de resignificación de los marcos del pensamiento, se requiere entender de otra manera, requiere convencer a otros e incidir en las mentes de otros para que sus prácticas se transformen. En la perspectiva de Hall, una alternativa hegemónica es posible.

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